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Lima, 06 de Junio de 2004.- Lo llamaban loco y su vida no era un Misterio. Quizás para aquellos que miran las cosas por encima, Percy era un tipo huraño y matón. Pero para los que tuvimos la oportunidad de conocerlo, era un muchacho divertido y juguetón.
Adoraba su enamorada y la llamaba ‘Decoradita’. Era un líder, por convencimiento y por agallas. Era de hacer reír a muchos y de convencer a todos.
Llegó al morro de Jesús María acompañados de sus amigos de siempre. ‘cara de uno’, ‘Pan con pescado’, ‘Cabeza de gato’, tal cual era el apodo de cada uno. Venían de Mangomarca y amaban a Universitario como la mayoría del país.
Fue en un clásico que Percy se ganó la atención de todos. Tiempos de hacer respetar la tribuna. Norte era nuestra aunque algunos se rehusaban a reconocerlo. Un cagón inmenso, o un mojonazo como decían los muchachos, pasó con su camiseta puesta en plena tribuna.
Eran fines de los 80, inicios de los 90. El rock en castellano había ganado su espacio en los jóvenes de ese tiempo, se acababan las purezas musicales y aparece el rock alternativo. Nirvana como estandarte de nuevos vientos en la música mundial y Café Tacuba, Aterciopelados, en esta parte del mundo. En nuestra patria, Leuzemia resurgía en el circuito underground. Terminaban de caerse los partidos políticos y aparecía la época de los caudillos. Fujimori era la imagen de un país que ya no creía en ladrones como Alan García y demás.
La Trinchera Norte decía al fútbol peruano que había una forma distinta de amar y alentar a Universitario. Entre todo eso, la fuerza del loquito, esa violencia propia de un país que reprimía a los jóvenes, que él exigía por vivir con sus tíos que no lo querían, porque lo recogieron cuando sus padres fallecieron. Ese Misterio salió en defensa de su tribuna, del orgullo de sus amigos, de su camiseta que no la cambió nunca y lo golpeó al intruso, le quitó el polo enemigo y mostró el camino a seguir. Fue le principio de los muchos ejemplos que daría Percy.
Como en Chimbote, cuando la presencia de diez ómnibus de hinchas cremas en esa ciudad, convertía el malecón en un masa de hinchas que sabían que estaban en una ciudad hostil. Entonces el ‘Loco’ se trepó sobre un monumento y cual Mel Gibson en su película cumbre ‘Corazón Valiente’, arengó a todos los hinchas llegados de Lima. ‘Hemos venido juntos y nos vamos juntos. Somos hermanos y los hermanos se protegen unos a otros. Somos la Trinchera Norte, la hinchada más seguidora, de mejor aliento y la más temida del país. Hoy lo tenemos que demostrar’.
Ese era ‘Misterio’, el muchacho que se hizo líder con ‘floro’ y harta bronca. Que le peleaba a la vida cada día. Ese muchacho un día se fue, pero se quedó. Ya no está fisicamente, pero vive en el corazón de quienes lo conocieron y en la imaginación de los que escucharon su historia.
Percy era un héroe, un símbolo, una imagen, un amigo. Quien dice lo contrario, es que no lo conoció.
No está muerto, se fue a buscarlo a Lolo para contarle como lo amamos acá en la tierra.
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